4 de Octubre

Aunque mi último artículo tuvo un ranking cero de lectura, me animo a escribir nuevamente para tratar un tema relacionado con la fecha que lo titula. Bueno, lo del número de comentarios que produjo mi artículo lo he escrito en broma, pero es un dato que permite incoar lo que deseo comentar hoy, en pocas palabras, se trata de números.

Pero no solo de números sino de actitudes. El 4 de octubre marca una fecha importante también dentro de la vida que llevas en la obra; es el día en que debes revisar tu armario, closet, ropero o como se denomine en cada lugar, con el fin de detectar aquello que tienes de más y por tanto hay que desechar. En el caso de los numerarios la operación la lleva a cabo el director, con lo que se comprueba esa “bendita libertad” que caracteriza a la institución. En pocas palabras, demuestra fehacientemente la confianza que se le tiene a cada uno de los “fieles de la prelatura” que vive en un centro.

Por la mañana el tema de la meditación suele ser el de la pobreza, previamente en el círculo breve –que puede hacerse eterno según quien lo de- se te comenta también sobre lo mismo. En ambos medios de “formación”, se te hace ver la necesidad de vivir el desprendimiento, el tener pero en un sentido de utilidad de las cosas, es decir, que son únicamente para tu uso pero no son de tu propiedad. De esa cuenta te dicen que no puedes decir “esto u lo otro es mío”. No, sino que debes utilizar la expresión “el carro que uso, la casa de mis padres si eres agregado, la computadora que uso, etc.” Asimismo se te insta a que entregues los regalos que te hacen, de lo cual no podrás hacer uso porque inmediatamente se lo colocan a otro.

Por supuesto que debes evitar aceptar regalos y por consiguiente tampoco puedes darlos a nadie; ni a tus padres que sería lo lógico más si vives en su casa, pero como en lo que menos se piensa en la obra es en la persona sino en los criterios institucionales, les da igual si provocan tensión en los hogares en que habitan los “fieles”. Asimismo se te insiste en la cuenta de gastos, dichosa cuenta que en lugar de darte sosiego te llena de escrúpulos. Como todo ciudadano que vive en la cotidianidad de cada día, se hace perentorio llevar cuentas de los gastos para no gastar más de lo que se recibe, pero en el caso de la cuenta de gastos es otra la lógica, es una forma de conocer hasta las veces que te vas a tomar un café o una cerveza con un amigo. Y claro, si figura en la cuenta te preguntarán con quién fue, qué plan apostólico llevabas y a qué medio de formación se incorporará. Si sueltas el nombre y resulta que es todo lo contrario al ideal del “cristiano perfecto”, te invitan a que cortes inmediatamente esa amistad, como si fuera tan fácil decirle a alguien “mira, ya no seremos amigos porque de ti no conseguiré nada apostólicamente”.

Otro criterio que te recalcan en fecha tan señalada es de las consultas cuando compras algo extraordinario lo cual puede ser desde un coche, a un bolígrafo de ciertas características, esto no está determinado por el tamaño del objeto ni el monto a invertir en el mismo, sino en cuanto y tanto es necesario tal artículo para evitar así que sea un capricho. Entonces, de esa cuenta se enteran de los electrodomésticos que tienes en casa y esto después de una ardua batalla para que te den la autorización; porque la lógica es que vivas en casa de tus padres pero que ellos vean la forma de equipártela bien, luego si no tienen posibilidades económicas entonces que se hagan cargo tus hermanos y después que has comentado hasta los más mínimos detalles de tu vida familiar y las rencillas familiares que puedan existir, se te indica que debes consultarlo por escrito. Toda la intimidad doméstica que has manifestado con el consiguiente repaso a la vida de cada uno de los miembros de tu casa, ahora debes dejarlo plasmado por escrito. Se inicia así un ir y venir del susodicho papel con tu consulta y por fin llega la respuesta; si es para tu familia te dirán que si pero previamente te caerá una mini meditación sobre la pobreza impartida por el director de turno y junto a ello, una leve puteadita por si las moscas. Ya bastante vapuleado verbalmente sales a comprar aquel electrodoméstico y claro, acompañado, va contigo alguien que no tiene ni idea de lo que es el tema y selecciona algo que no toma en cuenta para nada las necesidades de los solicitantes, en este caso, tus padres.

Podría seguir pero creo que esta selección de hechos puede dar una idea del estado de la cuestión, lo más contradictorio es que junto con el tema de la pobreza que se te recuerda de vez en cuando y con más énfasis hoy, los demás días del año te toca estar en conversaciones en la mesa cuando comes o cenas en el centro, que giran en diversidad de temas digamos “suntuosos”, salen a cuento los datos de la última palm que ha salido al mercado, del último celular (móvil), del último carro (coche), del último artilugio de computación y casualmente, más de alguno de los comensales lo ha adquirido ya, asimismo se despachan comentando de las mejoras en el chalet del papá de fulanito, de la última moto de agua que ha comprado el papá de menganito y así se hacen lenguas sobre aquellos bienes materiales que, por pobreza, no puedes codiciar.

Yo el 4 de octubre por la mañana claro que revisaré mi armario - closet, pero como lo hago todas las mañanas, para ver que me pongo ese día.

Que lo pasen bien!

A.V.